DEL
CASTILLO A LA PLAYA
De claro apego de niña
te entregaste como reina
al castillo de mis sueños
y brindamos locamente
lejos de toda la gente,
con la moña de madroños…
Y, ya disueltos de la villa,
amé tu insolencia sencilla
en la confidencia del tiempo.
Quisimos otro astro sentir
y, ávidos, osamos seguir
en rumbo de sol y viento…
En la playa fuiste vencida
por la suelta onda de la vida
y en el agua te desnudaste,
pero yo fui en otra onda
y te perdiste de la sonda
que en la arena dibujaste…
Tiempo sellado en mí
con el principio sin fin
del amor desencontrado…
¿Qué arrojo tiene el tiempo
suspendido en el momento
de un beso inacabado?...
Orlando Faias
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